Editorial

Nuestra incertidumbre económica

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La chilena es una economía abierta al mundo y con tipo de cambio libre, una apuesta que -considerada en una perspectiva larga- ha sido indudablemente acertada como fuente de crecimiento y estabilidad. Desde luego, eso vuelve al país en cierta medida más vulnerable a cambios bruscos en el escenario internacional, como los que se han vivido a raíz de la reciente pandemia y sus efectos, los vaivenes en el precio del cobre, la guerra en Ucrania, o la amenaza actual de una posible recesión en Estados Unidos y Europa.

Es claro que estos factores han tenido un rol no menor en la alta inflación local -de la cual el INE entregará hoy datos actualizados-, como también en la preocupante (e histórica) devaluación de la moneda vista esta semana, que se acercó al hasta hace poco impensado umbral de mil pesos por dólar. Pero como el propio Presidente Boric reconoció el miércoles, la incertidumbre producida por factores locales es también una causa innegable de lo anterior.

Es muy probable que la incertidumbre interna sea tanto o más importante que la realidad internacional para explicar la caída del peso.

De hecho, es muy probable que la incertidumbre interna sea tanto o más importante que la realidad mundial para explicar la caída del peso. Los dos mas claros motivos son el proceso constitucional y la reforma tributaria presentada por el Gobierno.

El primero, porque el texto entregado por la Convención el pasado lunes dista mucho de ser la carta generadora de unidad que se esperaba. Por el contrario, es un documento que adolece de muchas falencias, lo que se ha hecho evidente en el sostenido crecimiento de la opción Rechazo en las encuestas, como también en las críticas de actores internacionales. La segunda, porque la apuesta por aumentar significativamente la recaudación fiscal en un plazo acotado de cuatro años mediante nuevos tributos de diversa índole -precisamente en el actual escenario y con proyecciones pesimistas para el crecimiento PIB de los próximos años-, arriesga ser una receta para desincentivar la inversión y alentar la fuga de capitales cuando más se necesitan.

“Es importante que los diferentes actores políticos demos señales de certidumbre”, dijo el mandatario. De eso no hay ninguna duda.

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